Formación de formadores/as
Quienes hacen formación de profesorado en comunidades de aprendizaje tienen que conocer bien las bases científicas de las mismas, incluyendo como imprescindibles las bases psicológicas, sociológicas y de estudios de género y, como convenientes, las de todas las demás disciplinas. La formación de formadores es para aprender esas bases, cuestión que de ninguna manera se podrá sustituir por otras cuestiones “más prácticas” o “menos alejadas de la realidad”. Quien no quiera esa profundidad en esas cuestiones deberá escoger asistir a formación de profesorado en comunidades de aprendizaje y no a formación de formadores/as.
El profesorado de los centros (desde infantil a universidad) no introducirá las actuaciones y concepciones con esas bases científicas sustituyendo a las ocurrencias si no entiende que lo que se le ha presentado como “bases científicas” de esas ocurrencias en realidad no lo son. Superar esas ocurrencias requiere que quienes les forman sepan presentar muy bien argumentos y evidencias que demuestren que son ocurrencias. Por eso, la formación de formador@s tiene que dedicar al menos un 50% de su tiempo a presentar argumentaciones y evidencias que demuestran que esas “bases científicas” no son tales, no están reconocidas por la comunidad científica internacional y en realidad son prejuicios frecuentemente sexistas y/o racistas y/o clasistas. Si no se hace así, mucho profesorado, debido a una mala formación de formadores, intentara ser ecléctico, “aprovechar lo mejor de cada enfoque” y así, con buena intención, estará adulterando las bases científicas y privando a su alumnado de la mejora que merecen de resutados. Quien no quiera profundizar en esas cuestiones deberá escoger asistir a formación de profesorado en comunidades de aprendizaje y no a formación de formadores/as